(segunda parte)
¿Cuáles son entonces estas armas?
“La primera es tu corazón, es tu consciencia: no confíes, en primera instancia, ni siquiera de mí; confía en tu corazón y compara las propuestas-respuesta que tienes a tu alcance (también las que yo te digo) con lo que dice verdaderamente tu corazón. Aun si todos toman un camino contrario, tú, con el arma de tu consciencia humana, puedes juzgar si la que se te propone es verdadera libertad, verdadera justicia, verdadero amor (…).
La segunda es el pasado, la historia, si miras ahí dentro encuentras los hechos que hacen resurgir las preguntas verdaderas del corazón y su insaciabilidad, encuentras hombres que lucharon o contemplaron esta verdad, encuentras al poder que busca silenciar lo insondable del misterio para reducir al hombre para su uso y consumo: la literatura, las vidas de los grandes personajes, la filosofía y la historia principalmente, son una mina de concordancias con tu corazón (…).
[1]”
La tercera es el lugar de una amistad autentica: “Hoy hay mucha gente sola; de hecho, el poder dice que la libertad es la ausencia de vínculos, crea gente sola más fácil de manipular. Es verdaderamente libre quien decide, escoge, prefiere, quien crea vínculos: sólo así se construye. Por eso, en primer lugar identifica en base a tu corazón, el lugar de las personas que te quieren por lo que eres, que quieren tu bien. Luego, mira a esta gente a la que perteneces y tu corazón sabrá tomar el bien para ti y tu persona. Y vive todo lo que puedes del tiempo libre con ellos, siempre prestando atención al significado ideal de esta compañía de amigos, a la ayuda recíproca y al incremento de deseo de verdad. Recuerda que esta compañía no se funda en un gusto o una idea, sino en una Persona, con cuyas palabras y vida el deseo infinito de tu humanidad podría encontrar una correspondencia.
La cuarta es la actualidad, el contexto histórico en el que vives, el mundo de hoy; en el tiempo que Dios te dio para vivir, debes buscar y puedes hallar obstáculos a las preguntas de tu corazón (…). Hay muchos ejemplos vivientes de cómo el poder no puede esconder la pregunta humana. En medio de los hechos de la vida, presta oído a lo que dicen y hacen personas que te parecen corresponder con tu corazón, para entender, para interrogarte, para no escuchar solo el punto de vista del poder (…)
[2]”.
El educador despierta estas cuatro armas a través de su persona, lo que él ya vive: la cosa fundamental no es tanto cómo ser o qué hacer con los jóvenes, sino cómo soy yo. Por lo tanto, la pregunta no es sobre una función, sobre una cosa que hay que hacer, sino que se vuelve una pregunta sobre mí mismo.
Por esta razón, el ciclo de conferencias de este año quiere presentar realidades y ejemplos de personas que han dedicado la vida a un ideal, a una tarea noble y alta, en forma concreta y fructífera; muchas veces, lo que nos hace falta es solo alguien que nos provoque a esto con el ejemplo de su vida y de su acción.
[1] Giovanni Riva, El tiempo del ideal
[2] Giovanni Riva, El tiempo del ideal