La Asociación de educadores “The Great Teachers” está conformada por un grupo de personas que laboran en el ámbito de la educación básica, media y superior; y que a partir de su interés y preocupación por el tema de la educación en todos sus aspectos, buscan dar un juicio y ayudarse mutuamente en su profesión de docentes.
Por tal motivo, The Great Teachers quiere continuar un trabajo que le ayude no solo a darse a conocer en las diferentes universidades de San Salvador, sino también que le ayude a responsabilizarse siempre más en este desafío cotidiano que es la educación. Por ello, durante este nuevo ciclo de actividades, que comprenderán cine-foros y ponencias de profesionales en el ámbito educativo, abordaremos el tema “I CARE. Una voz que renueva la existencia”.
Partimos de la consciencia de que en el hombre existe un deseo de felicidad, de libertad, de justicia, una voz que está adentro de sí mismo y que quiere encontrar una respuesta. Son exigencias que están adentro de cada uno de nosotros y que el educador tiene la responsabilidad de sacar. De hecho, cuando falta el respeto a estas, la educación se transforma en instrumentalización, en el uso del hombre para un proyecto externo a él, para un proyecto, ideológico o económico, llevado a cabo por la autoridad transformada en poder.
¿Y qué es este poder?
“Es un sistema o un conjunto de relaciones injustas y arbitrarias que es difundido por los grandes medios de homologación y de estandarización, como son la publicidad y los instrumentos de comunicación globalizados; esto es transmitido, de modo ejemplar, en los discursos de la mentalidad común y vuelve cada vez más opaca a la persona humana en su totalidad, ya que instrumentaliza cada una de sus necesidades. De hecho, este poder se nos acerca ahora como hombres completos, sino que se nos acerca ahora como productores, como estudiantes, como inquilinos, como consumidores. Como hijos, como electores, como necesitados de placeres, como instrumentos de reproducción, como necesidades de cariño, como conjunto de derechos, como sujeto de deberes, etcétera. En conclusión, poder es aquello que intenta romper la unidad del hombre[1]”.
Y cuando se pierde esta visión unitaria “la autoridad del educador de hecho, viene, en este caso, desnaturalizada: ella, que debería ser aquel factor externo al cual dirigirse para el desarrollarse (del latín “augere”, es decir “aumentar” y “hacer crecer”) de los elementos originarios, se transforma en manipuladora, productora de monstruosidades o parcialidades”[2].
Entonces, el fin del poder no es aquel de liberarte, porque usa las legítimas aspiraciones que están en nosotros (amor, amistad, felicidad, justicia, libertad) para darles sus respuestas; respuestas muy limitadas por cierto: siendo que nuestras exigencias son infinitas, no mantienen lo que prometen.
¿Qué podemos hacer para desbaratar este poder? Son necesarias ciertas armas que no quieren poner un poder en lugar de otro, sino hacer de todo para que aquellos elementos originarios del hombre sean la regla de cualquier poder.
[1] Giovanni Riva, Pequeña Antropología
[2] Giovanni Riva, La comunidad educante
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