Entre los proyectos
de Roberta no existía seguramente el de ser profesora. Pero, para poder
continuar su vida aparentemente perfecta, un esposo, dos hijos, una casa
perfecta, renuncia al sueño de su juventud: el violín.
De repente, todo lo
que ella creía indestructibles se derrumba como un castillo de naipes: su
marido la deja y su vida perfecta se va con él, llevándose todo lo en el cual
ella siempre había creído. La existencia de Roberta está profundamente alterada
por circunstancias imprevistas y que ella no había elegido o deseado, pero que
resultan ser una esperanza y una nueva pasión.
Conociendo sus
alumnos y empezando a preocuparse por ellos, entiende que, al igual que ella,
ellos también son seres llenos de deseos y necesidades, y la única cosa que
realmente necesitan es encontrar una realización para sus vidas. Entiende que
no todo gira en torno a ella y que se puede dedicar la vida a alguien afuera de
sí mismos: ella les escucharlos, les aconseja, les sigue y siempre se preocupa
por su destino y por lo tanto su educación.
No es solamente una
maestra de violín, que enseña las notas y piezas de música, sino que aprender a
amarlos de verdad y no de un amor sentimental. De hecho, nunca trata de ser su
"amiga" o ser particularmente simpática a sus ojos. Roberta un día, hasta entonces
atacada constantemente por sus compañeros por ser demasiado directa o muy poco
sensible hacia los niños (actitud reprobable a los ojos de sus colegas), se le
acusa de haberse vuelto demasiado aburrida y así a los niños ya no le gusta.
La relación que
nace es verdaderamente auténtica, no se basa en la habilidad del maestro o en
la capacidad de los estudiantes, sino en una relación de amistad desinteresada
y atenta a la identidad del otro.
La película también
muestra cuánto puede ser molesta, para el poder, la novedad, el imprevisto, el
cambio de la situación actual de las cosas.
Roberta
quiere enseñar a tocar el violín a los niños que vienen de las peores zonas de
la ciudad y los que están alrededor de ella piensan que es sólo una pérdida de
tiempo: eres pobre y por esto eres también incapaz. El violín es el instrumento
"noble" por excelencia y no es adecuado para todos.
Esta novedad molesta,
porque cualquier transformación implica salir de la tranquilidad y altera mis
hábitos estériles; los violines de Roberta provocarán en su estudiantes nuevas
esperanzas y necesidades, mientras que en sus colegas, inmersos en la
mentalidad común, la envidia y el miedo.
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