EE.UU. 1992, de J.G.Avildsen, con D.Craig, S.Dorf, M.Freeman
En los años
30, P.K., llamado así por sus iniciales, al igual que su padre fallecido, es un
niño sudafricano, de origen Inglés, que a los siete años es enviado a un
colegio dirigido por los afrikaners, porque la madre está gravemente enferma y
la muerte del ganado la ha vuelto pobre. Al llegar al colegio, es odiado por
los jóvenes afrikaners (los primeros habitantes de la colonización blanca, es
decir alemanes y holandeses), ya que él es inglés. Acá, P.K. es perseguido y humillado especialmente
por el jefe de los “grandes”.
El niño,
después del funeral de su madre, encuentra coraje con la ayuda de la niñera y
es enviado a vivir con su abuelo, su único pariente, que pronto lo confía a su
amigo Doc, un viejo profesor alemán que había sido un pianista famoso y cuyos
familiares fueron asesinados por Hitler. Doc inmediatamente se encariña con el
inteligente P.K., quien lo ayudará a cultivar los cactus, mientras completa su
educación.
Quién hace
crecer a P.K. son los educadores (de profesión o no) que frente a la violencia
y el racismo de esta sociedad sudafricana tan compleja, le enseñan a ver al
hombre como un ser que tiene que realizarse y le enseñan también la lucha
(incluso física) que su conciencia tiene que hacer todos los días frente a la
mentalidad del poder, que no mira al ser humano en su totalidad, sino a su
condición social, su raza, su color.
Con el
estallido de la Segunda Guerra Mundial, Doc es encarcelado porque es alemán,
pero es tratado bien; puede encontrarse con P.K. cuando quiere y le lleva también
su piano. Para que ve vuelva fuerte y valiente, Doc hace que, un viejo preso
negro, Geel Piet, enseñe boxeo al niño, para que se vuelva un boxeador que sepa
defenderse incluso de aquellos mayores que él.
De hecho, el
niño se convierte en un campeón. Mientras tanto, Doc está por volver a
Alemania, ya que la guerra ha terminado. Antes de su partida, el dueño del
campo organiza un concierto en honor del comisionado inglés y Piet lo convence
de tocar en un coro, con el acompañamiento vocal de las tribus indígenas
negras, que por primera vez están todas de acuerdo entre ellas.
Luego, P.K.
frecuenta la escuela secundaria, dirigida por el profesor S.T. Jhon, que lo
estima y que le consigue una beca para estudiar en Oxford; mientras tanto sigue
siendo un campeón de boxeo y se enamora de una estudiante, María Elisabeth
Marais, hija de un profesor que apoya el apartheid y que inmediatamente se
muestra hostil al joven. Pero ellos se siguen viendo a escondidas, incluso en
el gimnasio de un afrikaner, donde se realizan combates entre negros y blancos.
Un día, P.K.
lleva a María a ver cómo es la vida de la gente de color en el barrio negro de
la ciudad, llamado “Alexandria”. La joven se queda tan impactada al punto de
que decide dedicarse a enseñar a los negros a leer y escribir.
Esta
película muestra que todavía hoy hay lugares donde es posible que personas se
dediquen a la educación con una mirada diferente; lugares donde todavía existe
el perdón, el amor concreto y operativo de la caridad.
El darse
cuenta de esto implica tomar decisiones, a veces también sufridas, pero siempre
decisiones.
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